El interés por las
emociones ha existido a lo largo de toda la historia. Sin embargo, a diferencia
de lo ocurrido con otras materias que van desde las matemáticas hasta la
literatura y que ya formaban parte de las enseñanzas que en la Edad Media se
incluían en el Trivium y el Cuadrívium, la educación emocional ha sido la gran
olvidada. Sin ir más lejos, el siglo XX se ha considerado el siglo de la
racionalidad ( A. Damasio “El siglo XX ha sido el
siglo del racionalismo” ).
El uso de inteligencia
emocional se remonta a Charles Darwin, que indicó en sus trabajos la
importancia de la expresión emocional para la supervivencia y la adaptación.
Thorndike, en 1920, utilizó el término inteligencia social para describir la
habilidad de comprender y motivar a otras personas. David Wechsler en 1940,
describe la influencia de factores no intelectivos sobre el comportamiento
inteligente, y sostiene, además, que nuestros modelos de inteligencia no serán
completos hasta que no puedan describir adecuadamente estos factores.
A finales del siglo XX irrumpe con fuerza el concepto inteligencia emocional. En este campo, es necesario citar a Daniel Goleman de la Universidad de Harvard, quien en 1995 escribió el libro “Inteligencia emocional”. Lo que ahora es una introducción incipiente de la formación en “Inteligencia emocional” en la universidad y en algunas empresas, se convertirá en un futuro próximo en parte esencial de los currículums escolares.
A finales del siglo XX irrumpe con fuerza el concepto inteligencia emocional. En este campo, es necesario citar a Daniel Goleman de la Universidad de Harvard, quien en 1995 escribió el libro “Inteligencia emocional”. Lo que ahora es una introducción incipiente de la formación en “Inteligencia emocional” en la universidad y en algunas empresas, se convertirá en un futuro próximo en parte esencial de los currículums escolares.
Salovey y Mayer fueron los primeros en definir la IE
como: "Un subconjunto de la inteligencia
social que comprende la capacidad de controlar los sentimientos y emociones
propias y las ajenas, de discriminar entre ellas y de utilizar esta información
para guiar nuestro pensamiento y nuestras acciones".
La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos.
De una manera algo más extensa, podemos decir que la IE se define como:
La inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos.
De una manera algo más extensa, podemos decir que la IE se define como:
·
Capacidad para reconocer las propias emociones
(el conocimiento de uno mismo)
·
Capacidad de controlar las emociones Capacidad
de automotivación.
·
Reconocimiento de las emociones de los demás
·
El control de las relaciones
la capacidad de motivarnos a nosotros mismos, de
perseverar en el empeño a pesar de las posibles frustraciones, de controlar los
impulsos, de regular nuestros propios estados de ánimo, de evitar que la
angustia interfiera con nuestras facultades racionales y la capacidad de
empatizar y confiar en los demás.
Ahora bien no te has parado a pensar que también puedes aplicar estas técnicas
en la relación con tus clientes, e incluso a la hora de poner en marcha
campañas de marketing para captar nuevos contactos.
¿Por qué es importante la inteligencia emocional en marketing?
La tendencia actual en el mundo del marketing es buscar la respuesta
del consumidor para generar “engagement”, o lo que es lo mismo, que el
consumidor se involucre en nuestras acciones, participe y se comprometa,
como medio para su fidelización.
Los estudios demuestran que utilizando tácticas de inteligencia
emocional se consigue una mayor respuesta. Por ejemplo, ¿sabías que el
uso de emoticonos consigue una mayor reacción de la audiencia? No son
solo cosa de adolescentes. Los mensajes de marcas que usan emoticonos
tienen un 57% más de “me gusta” de media, y se comparten o comentan un
33% más. Esto es así porque, al reflejar una figura de rostro humano con
una emoción, también son disparadores de nuestras emociones.
Además del uso de emoticonos – cuidado con que no se convierta en
abuso – hay algunas otras cosas que puedes incorporar en tu marketing y
que te ayudarán a mejorar tus ratios de participación:
1. Crea un clima positivo: ten cuidado con el
subtexto de tus comunicaciones. Una cosa es lo que tú escribes en tus
tuits, y otra lo que tu audiencia interpreta de ellos. Testea tus
mensajes con las personas de tu entorno antes de publicarlos y verás
que, en algunos casos, están sujetos a distintas interpretaciones. No
importa lo que tú pienses, importa lo que tu audiencia opina.
Especialmente cuando juegas con el sentido del humor, o cuando entras en
terrenos sensibles.
2. La gente no compra un producto, compra una idea:
las marcas con más éxito son las que han sabido posicionarse en la mente
del consumidor despertando una sensación concreta y dirigiendo sus
mensajes hacia esa sensación. “La chispa de la vida” o “cueces o
enriqueces” son sólo dos ejemplos. Busca el eslogan que defina la idea
que vendes y haz todas tus comunicaciones relevantes para él.
3. Define relaciones auténticas con tus consumidores:
no puedes considerar tus campañas de marketing como elementos aislados,
sino como parte de un conjunto que establecerá qué tipo de relación
mantienes con tus consumidores. Así, debes conocer no solo a tu
consumidor, sino la relación que tienes con él. Ten en cuenta sus
experiencias pasadas con tu marca, recuerda los contactos anteriores que
hayas tenido con él. De esta forma crearás una relación auténtica y
significativa.
4. Crea mensajes que emocionen: escoge
cuidadosamente las palabras y sintetízalas al máximo. Enriquécelas con
imágenes que capten la atención y que no necesiten explicación. La
imagen es un potente recurso, ya que el sentido de la vista es el que
predomina en nuestra manera de percibir el mundo. También el vídeo está
adquiriendo un lugar cada vez más predominante en el marketing de hoy en
día.
5. Ten en cuenta la inteligencia emocional durante todo el embudo de marketing:
¿qué emociones asocian tus clientes a tu producto? ¿de qué manera
soluciona sus problemas o preocupaciones? Utiliza estas respuestas para
enfocar tus mensajes hacia sus puntos de dolor y para conocer qué tipo
de reacciones necesitas desencadenar en tu audiencia.
6. Maneja los tiempos: publicar tus contenidos de 9 a
6 quizá no es una buena idea, porque es posible que el momento en que
tu consumidor está más receptivo para recibirlos es a las 9 de la noche,
justo después de acostar a los niños y cuando se queda tranquilo. Todo
dependerá de tu producto y de tu cliente. Debes conocerlos bien a ambos
para entender cuál es el momento en que un vínculo entre ellos es más
fácil de generar.
FUENTES CONSULTADAS.
Gómez, Juan. Cómo aplicar la inteligencia emocional en tu estrategia de marketing. https://www.comunicaz.es/como-aplicar-la-inteligencia-emocional-en-tu-estrategia-de-marketing/